Después de una
jornada dura de andar desplazándose, la legión romana, a media tarde, hacia un
alto y montaban el Castra Aestiua.
El Castra Aestiua es el campamento
fortificado que se montaba y desmontaba allí por donde pasaban las legiones,
para no quedar al raso de la noche, ya que era el momento más vulnerable.
El origen de estos
campamentos fortificados no era romano, sino Epiro. Durante una batalla del
ejército romano contra las huestes del Rey Pirro, los soldados romanos
asaltaron con éxito uno de sus campamentos. Esto les costó en sobre manera, ya
que fue un campamento rodeado de empalizada y que había sido levantada en cuestión
de horas, por lo que estudiaron su disposición y montaje, pasando a imitarlo.
Escogiendo la ubicación
Dentro de la legión
romana, existía el metator, persona
encargada de escoger el mejor emplazamiento para ubicar el campamento
provisional. El Metator marchaba con una pequeña escolta, bastante adelantado por
delante de la columna del ejército.
Un suelo en
pendiente era siempre preferible a uno totalmente horizontal, ya que facilitaba
la evacuación del agua de lluvia y evitaba los encharcamientos.
Debía haber
cerca agua potable, preferiblemente un rio navegable, para poder ser
abastecidos con suministros continuados, en caso de asedio.
Y sobre todo, debía
alejarse el campamento de cualquier altura desde la que el enemigo pudiera
arrojar fácilmente proyectiles contra la guarnición.
Una vez decidió
el lugar, se plantaba un abandera blanca donde se colocará la tienda del
cónsul, el praetorium, que además indicaba cual era el centro del campamento.
Montando el campamento
Una vez se
llega a la ubicación determinada por el metator, el agrimensor colocaba una groma, herramienta que permitía
hacer divisiones en ángulos de 90º.
Este determinaba
por donde irían las vías y de marcaba donde iría la empalizada, a a unos 400
metros del praetorium. Las vías delimitaban el espacio interior en zonas
rectangulares, en cuyo interior se instalarán, al finalizar, las tiendas de los
legionarios.
Al trabajo del
montaje del campamento, se le asignaba a la mitad de las tropas, mientras el
resto se ocupaba de vigilar y estar atentos ante cualquier posible ataque
enemigo.
Para levantar
el campamento, se empezaba por aplanar el suelo.
Después, se
excavaba un foso (fossa ), en forma de v, de 3 metros de profundidad y 4
o 5 de ancho. La tierra extraída se utilizaba para formar un terraplén (agger)
de 1,25 metros de altura aproximadamente. Y la parte frontal de este terraplén
se cubría con ramas y hierba extraída de la zanja.
Por encima del
agger se construía la empalizada (vallum), con troncos de madera, ramas
o incluso de piedra.
Las puertas
recibían una atención especial, ya que eran el punto más débil de las defensas,
por donde el enemigo intentaría acceder en primer lugar. Solían construirse en
el mismo material que la valla, y podrían ser de dos tipos :
Titulum - Los soldados levantaban un pequeño obstáculo
paralelo al recinto, situado exactamente en el eje de paso.
Clauicula – Se realizaba una prolongación de las murallas hacia
el interior y el exterior, formando dos cuartos de círculo.
Ante cada
puerta se colocaba un grupo de velites, llamados custodii, para prevenir
un ataque sorpresa, y centinelas (excubiae ) montaban guardia a lo largo de la muralla.
Distribución del campamento
Se construían
torres a intervalos determinados, donde se colocaban las piezas de artillería,
como balistas o catapultas.
Entre el vallum
y el campamento en sí, se dejaba un espacio vacío (interuallum) que
permitía los desplazamientos rápidos de la guarnición en caso de ataque.
Desde el
pretorium se trazaba una calle (vía pretoria) hasta la puerta principal
(porta pretoria), y hacia el otro lado hasta la porta decumana, la
puerta trasera.
Transversal a
la calle principal, se determinaba la vía principalis, que separaba la
parte de mando y administración del campamento, de las tiendas de los
legionarios. A cada extremo de esta vía se situaban la porta principalis dextra
y la sinistra.
La zona cercana
a la Porta Pretoria, se ubicaban la praetentura, en la que se colocaba el
cuartel general de la legión, un foro de reuniones o foro y el quaestorium,
donde se guardaban los prisioneros y el botín.
También se
colocaba a la primera cohorte, cerca de la porta, para proteger esta zona del
posible ataque del enemigo. Se ponía a la primera cohorte, ya que estaba
compuesta de los legionarios más veteranos y combativos. Toda esta área estaba
bajo la supervisión directa del praefectus castrorum, el prefecto del
campo.
En esta zona se
ubicaba también la tienda del cónsul (praetorium), al lado de los
estandartes e insignias de la legión, guardados en el sacellum.
También estaban
la tienda hospital (valetudinarium), la tienda del veterinario (veterinarium),
las tiendas para guardar el grano y otros alimentos (horreum) y la
tienda para los herreros (fabrica).
Por la noche,
desde la puesta de sol al amanecer, la tropa que se encargaba de la vigilancia
del campamento, se dividía en cuatro grupos iguales llamadas vigilae, y
la contraseña de cada noche (signum), establecida por el tribuno, que se
la pasaban entre los centinelas en pequeñas tabletas de madera (teselas).
El hecho de que
todo el campamento y sus defensas exteriores se construyesen cada tarde y se
destruyese a la mañana siguiente indica que cada legionario y cada oficial
sabían perfectamente su cometido y lo realizaba sin perder tiempo, lo que a su
vez implicaba un adiestramiento altísimo.
Fuente e imágenes:
http://historiaparanodormiranhell.blogspot.com.es/2012/11/castra-aestiua-el-campamento-legionario.html
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