sábado, 16 de mayo de 2020

[Historia] Como crece un castillo medieval

La forma de crecer un castillo, no era durante la vida de su propietario, sino que era durante muchas generaciones.
Y los acontecimientos que pudiesen acaecer en un lapsus de tiempo, como raids de invasores, salteadores de caminos, crecimiento de población, guerra civil…

Los castillos, como los conocemos hoy en día, se iniciaron siendo poblados rodeados de empalizadas, para evitar esas visitas incómodas, que les podían dejar sin alimentos para pasar el invierno.
Estos poblados empalizados terminan construyéndose en lugares fácilmente defendibles, como elevaciones en terreno llano, en colinas escarpadas, al borde de un acantilado o en pequeñas penínsulas de la costa.

Con el devenir de los años, se dan cuenta que lo mejor es crear una torre de vigilancia, para poder dominar la zona desde alto y poder ver llegar con tiempo a los posibles enemigos.
Durante este periodo de tiempo, aparece un líder en el poblado, que suele ser el más estratega, o el más despiadado, y se hace con el poder del fortín.

Poco a poco este líder y algunos descendientes más, consiguen crear impuestos por la zona, para la protección ya no solo de los pobladores del fortín, que han acabado siendo básicamente soldados y sirvientes del Señor, sino que con ellos se dedican a darla a los granjeros.
Con estos impuestos se consigue amasar una pequeña fortuna, que permite, con la mano de obra gratis de sus protegidos, alpliar el fortín, conviertiendolo en lo que podemos denominar un pre-castillo.

Lo primero que se hace es ampliar la empalizada y dejar la torre de vijulancia más o menos en el centro de esta nueva estructura.
La torre, después de varios incendios por parte de los asaltantes, se decide hacerlo de piedra, y lo suficientemente grande como para que sea la residencia del Señor y su familia, así como los criados más allegados.

El resto de sirvientes y soldados, viven en casas de alrededor.
Desde esta nueva torre de vigilancia, se pasa a poder vigilar mucho más zona. Con ello se consigue vigilar a la vez a las granjas más cercanas.

Como el territorio lo van ampliando poco a poco, bien por negociando con los nuevos granjeros y otros pequeños asentamientos, bien “por las malas”, se van edificando pequeñas torres de vigilancia por toda la zona, tal como ya hicieron los romanos antaño.

Poco a poco la familia de estos nuevos lideres lugareños, son  reconocidos como señores por el Rey de la zona.

En cada nueva generación, cada uno de los descendientes van ampliando el castillo.

Y la primera característica es que lo agrandan y sus murallas pasan a ser de madera, fácilmente quemables, a muros de piedra, con una sofisticada ingeniería y con la tecnología defensiva de la época.
En esta nueva ingeniería militar, empiezan a crearse partes del castillo todas con funciones específicas.
Un elemento simbólico del castillo era la torre del homenaje, torre principal, teórica residencia del señor y último lugar de defensa en caso de asedio. Esta torre era conocida como macho (en Castilla), keep (en Inglaterra) o Donjon (en Francia).
En Inglaterra surgió además el Gate House, que consistía en tener el principal elemento defensivo del castillo en la puerta principal, que no era otra cosa que desplazar de posición la Torre de Homenaje y darle una doble función.
Sobre esta torre principal, solía tener una más pequeña esta era conocida como torre caballera, que era el equivalente a la antigua torre de vigilancia original de las primeras empalizadas. A veces la torre principal se reforzaba con garitones  y  torres esquineras.

En el perímetro exterior se hizo frecuente el ataludado del muro o la creación de un gran foso con o sin agua.
Para sortear el foso se requirió la creación de puentes que, en ocasiones eran de piedra pero frecuentemente eran puentes levadizos de madera. La utilidad real de los puentes levadizos era exclusivamente para evitar que el enemigo usase arietes contra las puertas, principales o secundarias, para romperlas y poder pasar.

La puerta de entrada se reforzaba también con un rastrillo (puerta de hierro en forma de damero) y con un matacán o balcón defensivo. Este elemento era muy frecuente y se usaba para proteger las puertas y otras zonas especialmente vulnerables permitiendo un completo control de la vertical. Los matacanes, que podían ser de madera (cadalsos) o de piedra (matacanes o ladroneras), a veces eran corridos y se disponían a lo largo de un amplio tramo de muralla.

El tramo de muralla entre dos torres estaba recorrido por un estrecho pasillo superior llamado  camino de ronda.
La muralla y las torres se protegían con almenas y, a veces, entre ellas se situaban parapetos de madera conocidos como manteletes. Torres y murallas sustituían las ventanas por pequeños vanos defensivos estrechos y alargados desde los que lanzar con seguridad proyectiles y conocidos como saeteras.



Poco a poco el castillo va creciendo, en necesidad de defensa y en la aparición de las diferentes armás de asedio, cada vez más destructivas, y por nuevas tácticas de asalto.
Una de las principales innovaciones es la aparición de una entrada angulada y a veces laberíntica, fácilmente defendible desde el interior, y de las “antemurallas”, también conocidas como  falsabraga, algo más pequeñas y que ayudaban a que los atacantes no se pegaran al muro, evitar el minado y reducir la eficacia del lanzamiento de proyectiles.
La entrada angulada es de influencia musulmana y bizantina, que fortificaban la puerta principal y desorientaban al enemigo con su forma esquinada a modo de codo. En otras ocasiones, sobre todo hacia el siglo XIV y en el norte y centro de Europa, se protegía la puerta principal con una especie de pequeña fortaleza adelantada que conocemos como barbacana.

Con el nacimiento de la artillería pirobalística surgieron las troneras, que tenían diversa forma: de palo y orbe, de cruz y orbe o de buzón. Es la versión moderna de las antiguas saeteras para los arcos y ballestas.


Pasados los siglos, los castillos dejan de tener la relevancia que tuvieron antaño, por lo que los descendientes o los nuevos señores, según la dinastía reinante, convierten en castillo en palacio amurallado y se antepone, a modo defensivo, con pequeñas ciudadelas militares
Los nuevos objetivos militares no es la destrucción de la muralla a distancia, sino la eliminación de las defensas, ya que la ingeniería militar, ya convertido en todo un arte, se ha especializado en la creación de minas bajo muralla, con la “mala intención” de colocar pólvora bajo esta y hacer que se derrumbe.

Y si a distancia conseguían eliminar las defensas, se iniciaba un asalto directo.

Y es por ello que las murallas defensivas, más bajas y con artillería sobre ella, con troneras para la mosquetería, empiezan a ser muy anchas de base, incluso crean plataformas macizas donde de asientan las defensas exteriores, y con la suficiente inclinación para que las bolas de la artillería enemiga rebote sin dañarla.

Pero esto ya no es un castillo y ya no es menester seguir hablando de ello en este artículo.

Nota: Hace años encontré las imágenes de los dibujos de como crece un castillo (posiblemente hace más de 3 años y no desconozco la web de donde salió), que he aprovechado para comentar este crecimiento. Si alguien sabe de que web han salido, agradeceré que se me informe, para indicarlo.

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