domingo, 16 de febrero de 2020

[Historia] Los íberos.


La denominación de Íberos, parece ser que fue dada por los griegos, haciendo referencia al territorio colindante con el Rio Iberus (ebro), región que estaba habitada por una tribu llamada ilergetes.

Los pueblos de iberia alrededor del año 500 a.c. se podían dividir en dos grupos étnicos:
Por un lado teníamos a las tribus, de origen indoeuropeo con una cultura claramente celta, que están más o menos ubicados desde la costa cantábrica hasta el rio Duero.
Sus ciudades se asentaban en colinas defendibles y rodeadas de murallas.

Por otro lado están las tribus íberas, asentados en gran parte de Andalucía, Pirineos y la costa mediterránea.
Los íberos estaban bajo la influencia de fenicios, griegos, cartagineses y otros pueblos mediterráneos, ya que era una zona rica en agricultura y pesca, con numerosas minas de metales preciosos.

Cada ciudad íbera estaba gobernada por un rey  o regulus. Estaban ubicadas en zonas comercialmente estratégicas (cerca de las tierras de labranza y en cruces de caminos), y amuralladas para una mejor defensa.
La sociedad íbera estaba estructurada según su status social: una clase alta con aristócratas, comerciantes, sacerdotes y guerreros; una clase baja de ciudadanos libres, con artesanos especializados y campesinos; y esclavos.

La unidad básica por la que se agrupaban era por clanes (gentilitates), personas que tenían lazos de sangre y con los mismos antepasados.
La propiedad de la tierra y la ganadería era colectiva de todo el clan.
Un grupo de clanes vinculados, creaban una tribu o gens.
Y la unión de estas tribus componía una federación de tribus.

La toma de decisiones era mediante tres estamentos. El más bajo era una asamblea por todos los adultos de la tribu, que podían tomar decisiones de importancia. Esa decisión pasaba posteriormente a otras asambleas más restringidas, como la asamblea de líderes de los clanes o la asamblea de ancianos, que podían rechazar las decisiones de la asamblea popular.

En el centro de la península ibérica, la meseta, y la parte occidental de la península, encontramos a los llamados celtiberos, que no era otra cosa de íberos o celtas que habían fusionado ambas culturas. Por ello no es una etnia como tal, sino que mezclaban sobre todo creencias religiosas.

Las tomas de decisiones era similar a la de los íberos, tipo colectivista, pero con una casta guerrera parecida  más propia de los celtas, que en caso de guerra era la que tomaba el mando de la ciudad.
Sus poblados suelen estar en colinas inexpugnables, también rodeados de murallas de piedra.


Cultura de pactos
Parece ser que existe una fuerte cultura e pactos: El hospitium
Esto era un pacto entre clanes o tribus, por el que cada miembro de un clan era considerado miembro efectivo de otro clan mientras permaneciese en territorio de este. En tiempo de guerra, estas obligaciones entre los diversos clanes eran muy significativa.


 Tesera que describe un pacto de hospitium.

Con estos pactos, los Reyes y jefes militares íberos creaban auténticos ejércitos privados, bien entrenados y especializados, que los generales romanos acabaron por copiar, llegando a escoger a guerreros íberos para su escolta personal, seguros que darían su vida por defenderlos.

El contacto con los romanos trajo nuevas formas sociales, que hasta ese momento no era considerado como factible para los íberos,  como una gran importancia a la propiedad privada, en lugar de la propiedad comunitaria.
Este nuevo sistema social llevo a la aparición de bandidos y de mercenarios.

El combate
El tipo de combate en el que eran duchos los íberos, era la guerra de guerrillas, perfectamente lícita y honorable entre las tribus.

Los íberos eran incapaces de formar grandes coaliciones de tribus, estaban siempre ocupados en interminables guerras entre tribus. Podían mantener la cohesión del ejército cuando vencían, pero en caso de derrota, los iberos se dispersaban rápidamente, causando entre los romanos la sensación de que combatían con un enemigo intangible.

Los iberos solían utilizaban una táctica a la que los romanos llamaban concursare.
Concursare consistía en un ataque en masa, en aparente desorden. En un momento dado, antes de quedar bajo el alcance de los proyectiles romanos, se daba una señal y el ejército ibero se detenía y comenzaba a retirarse, dando la impresión de que abandonaban el campo de batalla.
Esta secuencia ataque-retirada se repetía una y otra vez, durante todo el día, incluso durante varios días.
Cada aparente retirada de los iberos era seguida por un intento de persecución de los legionarios romanos, mientras trataban de mantener la formación. A menudo sucedía que los romanos perdían los nervios y la disciplina, rompían la formación y se lanzaban desordenadamente en persecución de los iberos.
Entonces sonaba otra señal, los iberos se reagrupaban rápidamente y montaban un contraataque, cargando a toda velocidad sobre los legionarios, que perdida la formación y aunque estaban mejor equipados que los iberos, eran menos agiles en el combate cuerpo a cuerpo.



Infantería
Aunque no era un ejército profesional, ya que dejaban sus quehaceres diarios para ir a la guerra, las armas que utilizaban eran su bien más preciado, por lo que cuando morían eran enterrados junto a ellas.

Era común para los guerreros iberos llevar un pequeño recipiente conteniendo venenos de acción rápida extraídos de la planta ranunculus sardonia, para suicidarse en caso de ser cogidos prisioneros.
Este veneno tenía la particularidad que, al ser ingerido, contraía los músculos de la cara, provocando una mueca que imitaba la risa. Esto aterrorizaba a los soldados romanos, que pensaban que el guerrero muerto les seguía desafiando con su risa sardónica desde el más allá.

Los iberos tenían dos tipos diferentes de infantería: infantería pesada o scutati, e infantería ligera o caetrati, nombres referidos al tipo de escudo que utilizaban.


 Infanteria ibera ,en primer plano un caetrati, detras,scutati.

La infantería scutati utilizaba el clásico escudo largo o  scutum, de origen celta. La infantería caetrati utilizaba el caetra un escudo redondo formado por tres capas de madera  o cuero prensado, de poco tamaño y poco pesado, que facilitaba su empleo por la caballería, que aún no disponía de estribos.

Las espadas utilizadas por los íberos eran de dos tipos: el gladius (rectas) o la falcata (curvadas).
Gladius ibero 



 Falcata



Los íberos eran expertos en la metalurgia, y sus espadas eran superiores a las romanas, así que los romanos, que eran gente muy pragmática, no tuvieron ningún inconveniente en adoptar el gladius hispaniensis para los legionarios. Aunque nunca pudieron superar la calidad del hierro hispano.

Utilizaban también dos tipos de lanza: una ligera, llamada  falárica, que constaba de tres partes: la punta, de hierro, un asta de madera  y una contera de metal, para poder clavarla en el suelo cuando era necesario. Se solía cubrir la punta con estopa y alguna sustancia combustible, se le aplicaba fuego y se lanzaba principalmente sobre maquinas de asedio enemigas, aunque también se usaba para causar el pánico entre la infantería rival. Este tipo de lanza era utilizada por la infantería ligera, como jabalina.


Falárica

Otro tipo de lanza era el soliferrum, construida íntegramente de hierro, capaz de atravesar cualquier escudo, con una longitud cercana a dos metros, que era usada principalmente por la infantería pesada, al modo hoplita.

Como protección corporal, los guerreros iberos iban protegidos básicamente igual que los demás pueblos mediterráneos de la época. Cascos de varios tipos, desde simples cascos semiesféricos hechos de cuero o bronce, hasta complejos con guardacuellos y cimera de forma zoomórfica.

Corazas también de distintos tipos, como las confeccionadas al estilo itálico, con escamas de metal superpuestas, o bandas elaboradas con fibras vegetales rigidas, o las corazas realizadas con discos metalicos, dos grandes placas circulares de 20 cm de diámetro, sujetos con cadenas de forma que un disco protegía el pecho y otro disco protegía la espalda.
Las corazas se colocaban encima del sagum, una prenda similar a un capote, confeccionada de la gruesa, y que era ideal con clima frio.

Caballería
El caballo tenía una gran importancia en la cultura ibérica. El caballo era una divinidad, había numerosos santuarios dedicados al caballo, así como esculturas.
Los iberos usaban la caballería profusamente, incluso siendo mercenarios para otros ejércitos, utilizados para el combate directo contra otras caballerías consideradas de élite, como los númidas.
Su combate era más tipo “cuerpo a cuerpo”, ya que usaban el mismo armamento que la infantería: escudo pequeño circular y una falcata o gladius.



Honderos baleares
La élite de la época eran los honderos baleares, que con sus hondas eran capaces de romper cascos y corazas del enemigo.

Comenzaban su entrenamiento desde muy jóvenes, su primer juguete era una honda. Se les ponía un trozo de carne encima de una estaca, y hasta que no la derribaban con la honda, no podían comer.


Cada hondero disponía de tres hondas, de diferentes tamaños y longitud, para lanzar proyectiles a corta, media o larga distancia. La honda estaba fabricada con tendones de animales. Completaban su armamento con una falcata y un pequeño escudo, para el combate cuerpo a cuerpo, en el que eran tan diestros como el resto de compañeros.

Fuentes:

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