domingo, 30 de marzo de 2014

Las cruzadas - y 4

Las Cruzadas (VIII): La Séptima Cruzada

Al finalizar los diez años de tregua firmados durante la Sexta Cruzada, Ricardo de Cornualles y Teobaldo IV de Champagne se dirigieron a Jerusalén para mantenerla bajo su custodia. Sin embargo, en el año 1244 los turcos la saquearon, profanaron los restos de antiguos reyes cruzados y masacraron a más de 30.000 cristianos. Esto abrió la puerta para organizar la séptima cruzada y recuperar la Tierra Santa, nuevamente.


La séptima cruzada fue predicada por el Papa Inocencio IV durante el Concilio de Lyon, y su dirección fue encargada a Luis IX de Francia.


El rey Luis IX de Francia, a quien posteriormente se le conoció como San Luis, pasó tres años organizando el ejército cruzado, que llegó a tener 35.000 hombres. Partió desde Marsella en el año se 1248. Hizo escala en Chipre antes de atacar Egipto.



Los Mongoles conquistaron la ciudad de Bagdad, bajo el dominio de Al-Mustaim, último Califa de Bagdad. Esto puso fin a la dinastía Abasida. En junio de 1249, el ejército de San Luis recuperó la ciudad de Damieta e intentó conquistar la ciudad de El Cairo, con el único fin de controlar el paso en el Nilo. Los musulmanes reaccionaron tomando los suministros de alimentos de los cruzados. Esto provocó hambre y enfermedades.

En el Cairo se llevó a cabo la batalla de Mansurah o batalla del Campo de sangre, donde las tropas de Luis IX fueron atacadas por los mamelucos en una sangrienta batalla. A los cruzados no les quedó más opción que replegarse. Sin embargo, al ir en retirada, San Luis y su ejército fueron tomados prisioneros y llevados a Al-Mansur. La esposa del monarca, quien se encontraba en Damieta, tuvo que pagar un rescate de 800.000 piezas de oro, entregar la ciudad de Damieta y el territorio egipcio conquistado, para que el rey pudiera ser puesto en libertad.


Al salir de su cautiverio, San Luis emprendió su viaje hacia Palestina, junto a su hermano Carlos D´Anjou, Rey de Nápoles. Permaneció por cuatro años en Tierra Santa, tiempo durante el cual liberó a los prisioneros cristianos.


Las Cruzadas (IX): La Octava Cruzada (1270)


 
Entre 1250 y 1260, las disputas entre los mercaderes genoveses y los venecianos provocaron el abandono de los dos puertos sirios, lo cual fue aprovechado por los egipcios. Así, entre 1265 y 1268 los mamelucos, comandados por Baibars, conquistaron Galilea, Antioquía, Torón y Arsuf.


El entonces rey de Francia, Luis IX (futuro San Luis), se decidió a organizar una nueva cruzada tras el ofrecimiento del rey de Túnez, Muley Mostansah, de convertirse al cristianismo y crear una base militar en Túnez para atacar Egipto.


En 1270 se organizó la expedición que embarcó en el puerto de Aguas Muertas, Francia, con dirección a Túnez. Pero al llegar el rey Luis descubrió que el tunecino le había engañado, por lo que decidió sitiar la ciudad. Durante el asedio los cruzados sufrieron una epidemia de peste que provocó la muerte de muchos, entre ellos el propio Luis IX, su hijo y el legado pontificio.


A la muerte de Luis, el nuevo rey Felipe III asumió el mando de la cruzada. Logró un acuerdo con el rey tunecino por el que se establecía el libre comercio con Túnez y se garantizaba la residencia para monjes y sacerdotes en dicho territorio. Tras el acuerdo Felipe se embarcó y una tormenta destruyó varias naves pereciendo más de 4.000 cruzados. Los supervivientes se negaron a seguir al rey francés.


Poco después, en 1274, el Papa Gregorio X exhortó a otra cruzada, y aunque algunos soberanos prometieron participar en ella, nunca se llevó a cabo.



Las Cruzadas (X): La Novena Cruzada (1271-1272)



La Novena Cruzada se considera la última gran cruzada medieval emprendida. Tuvo lugar en 1271–1272 después del fracaso de Luis IX de Francia para capturar la ciudad de Túnez en la Octava Cruzada.


La Novena Cruzada fue emprendida por el futuro Eduardo I de Inglaterra, y comenzó con las noticias de que el sultán mameluco de Egipto, Baybars, había reducido el Reino de Jerusalén, el más importante estado cruzado, a una pequeña franja de tierra entre Sidón y Acre.


En 1271 y principios de 1272 Eduardo luchó contra Baybars después de firmar alianzas con algunos de sus oponentes, como los mongoles. En 1272 Eduardo entabló contacto para firmar una tregua, pero Baybars trató de asesinarlo. Entonces Eduardo comenzó los preparativos para atacar Jerusalén, pero cuando estaba listo para el asedio llegó la noticia de la muerte de su padre, Enrique III de inglaterra. Eduardo, como heredero al trono, decidió regresar a Inglaterra y firmó un tratado de paz con Baybars. Así concluiría la Novena Cruzada y última de las cruzadas de las Edad Media.


La expedición organizada por el Príncipe Eduardo de Inglaterra estuvo falta de recursos y de tropas. Sin embargo, consiguió una tregua de diez años y casi veinte años de supervivencia de los reinos cristianos de Oriente. Después de concluidas las treguas, en 1291, los mamelucos conquistaron todos los territorios cristianos en Siria.


Con la Novena Cruzada acababa el período de las Cruzadas en "Tierra Santa", 208 años después de que el Papa Urbano II predicase la Primera Cruzada.

 


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