Actualmente
estoy leyendo el libro Día D. La batalla de Normandía, de Antony Beevor,
editorial Crítica, Colección Historia, biblioteca Antony Beevor, el cual
comenta históricamente que es lo que pasó realmente durante la invasión de
Normandía por los aliados, durante la 2GM. A parte de una gran cantidad de despropósitos
constantes, afortunadamente por ambas partes, hay un pasaje, entre las páginas
275 y 282, en la que se relata otra de las proezas del recién llegado del
frente del Este del Obersturmfürer Michael Wittmann, que con 5 tigres, consigue
detener el avance de la 7ª división de acorazados británicos “Las ratas del
desierto” (la famosa batalla por la que los británicos, sólo mencionar su
nbombre, temblarían). Pero mejor relatemos lo que pasó.
El General
Sir Miles Christopher Dempse[ general en jefe del
2º Ejército Británico], dijo al General Sir George Erskine [jefe de la 7ª División “Ratas del desierto”], que [en vista de
que la Panzer-Lehr Division bloquea la ruta de avance hacia Caen], se abriera
paso hasta Villers-Bocage mandando delante al 11º de Húsares, un regimiento
acorazado de reconocimiento. Pero en vez de hacerlo así, Erskine lo utilizó
para que le guardara el flanco. Semejante decisión se revelaría un error
gravísimo…
El hecho de que Erskine no mandara un destacamento
de reconocimiento por delante, en vez de utilizarlo para guardarle el flanco,
dio lugar a una de las emboscadas más catastróficas de la historia del ejército
británico. La 22ª Brigada acorazada, capitaneada por su valeroso, aunque
excéntrico comandante, el general Loony
Hinde, avanzó a través del hueco que había sido identificado. Por la noche, la
unidad que iba en cabeza, el 4º Regimiento Country of London Yeomanry (los
Sharpshooten), ya había llegado a la carretera de Caumont, apenas al ocho
kilómetros de Villers-Bocage. Los Sharpshooters permanecieron al acecho toda la
noche en posición de defensa, junto con la compañía del 1º batallón de la rifle
Brigade integrada en unidad.
Al amanecer, los Sharpshooters y su
infantería bajaron por la carretera hacia su objetivo. Entraron en
Villers-Bocage a las 8’00h del 13 de junio, y recibieron de la población local
una acogida jubilosa. Los gendarmes del pueblo, luciendo sus uniformes de gala,
tuvieron que apartar a la multitud que arrojaba flores a los tanques Cronwell y
ofrecían sidra y mantequilla a modo de regalo a los ingleses. En medio de la
alegría del momento, la toma de aquella estratégica localidad parecía demasiado
fácil. Villers-Bocage, que dominaba el valle del Seulles y está apenas a dos
kilómetros del río Odon, era una posición clave. A menos de veinte kilómetros
al Sur estaba el Mont Pinçon, la cumbre más elevada de toda la región, mientras
que Caen se encuentra a doce kilómetros al Este.
La única presencia enemiga que había sido
detectada poco antes de que los ingleses entrarán en el pueblo había sido un
carro alemán de ocho ruedas, pero había desaparecido antes de que el Cromwell más
próximo pudiera girar su torreta. El general Hinde, que iba en un vehículo de
reconocimiento sabía que para retener la localidad de manera segura era preciso ocupar la altura situada a
noroeste, denominada Colina213. El oficial al mando de los Sharpshooters, el
teniente coronel Vizconde Cranley, quiso llevar a cabo un reconocimiento
exhaustivo de la zona, pues habían sido avistados otros carros armados
alemanes, pero Looney Hinde no estaba dispuesto a aceptar más retrasos. Así
pues, la unidad de reconocimiento de tanques ligeros Stuart no fuer utilizada.
Cranley envió por delante simplemente al Escuadrón A (el equivalente a una compañía) y, dejando en el pueblo al resto de
tanques, salió en un vehículo de reconocimiento a echar personalmente un
vistazo a la Colina 213.
En el bosquecillo próximo a la carretea por
la que subían los Cromwell, estaban escondidos cinco Tiger del 110º Batallón de
Tanques Pesados de la SS. Acababan de llegar al frente proveniente de Beauvais,
al norte de París. El oficial que los comandaba era el Obersturmfürer Michael
Wittmann, famoso ya como “As de los Blindados”. Se le atribuían 137 tanques “cazados”
en el frente oriental, y había recibido la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro
con Hojas de Roble. Furioso por el bombardeo de las ciudades alemanas por los
aliados, Wittmann había dicho a sus hombres: “Tenemos sólo un santo y seña:
¡Venganza!”.
Los Tigres de Wittmann eran los primeros
refuerzos enviados para rellenar el hueco existente en la línea alemana. Los
primeros elementos de la 2ª división Acorazada llegarían a la zona ese mismo
día. De hecho, el 11º Regimiento de Húsares que cubría el flanco de la 22ª
Brigada acorazada identificó su llegada a través del primer integrante del
grupo en ser capturado. Un sargento y un soldado del 11º Regimiento estaban
acechando a un francotirador cuando de pronto se vieron rodeados por una
compañía de granaderos acorazados en semiorugas. Fueron conducidos a pie hacia
la retaguardia, pero cuando nadie los veía, saltaron sobre su guardián, le
quitaron el fusil y lo hicieron prisionero a su vez. La identificación del
individuo en cuestión puso de manifiesto que pertenecía al 304º Regimiento de
Granaderos Acorazados. Aunque Ultra [el Servicio de Inteligencia Británico] había advertido ya que la 2ª División
Acorazada se acercaba, parece que esta prueba de su presencia en el flanco sur
resultó una desagradable sorpresa para el General Erskine.
Al ver que el escuadrón de tanques Cromwell
se detenía en aquel tramo de la carretera rodeado de empinados setos, Wittmann
supo ver de inmediato la oportunidad. Algunos de los Sharpshooters que
tripulaban los tanques habían bajado imprudentemente de ellos. Parece que este
hecho llevó al artillero de Wittman que estaba observando la escena por el
visor a comentar que los ingleses se comportaban como si ya hubieran ganado la
guerra. Sin aguardar a que se le unieran los demás Tiger, Wittmann salió del
bosque, se lanzó a toda velocidad en paralelo a la carretera, y abrió fuego. El
cañón de 88mm de su Tiger destruyó un Cromwell tras otro. Los tanques Cromwell,
mal diseñados, mal blindados y provistos de una artillería insuficiente, no
tuvieron la menos oportunidad. Les costó trabajo incluso escapar del peligro
retrocediendo, pues marcha atrás su velocidad era apenas de cuatro kilómetros
por hora.
Tras sembrar el desconcierto entre el
Escuadrón A que estaba en lo alto de la colina, el Tiger de Wittmann entró
pesadamente en la población de Villers-Bocage. Apastó a un vehículo de
transporte ligero armado con fusil ametrallador de la Rifle Brigade y empezó a
bajar por la calle mayor. Se ocupó en primer lugar de los tanques del cuartel
general de los Sahrpshooters, y luego se lanzó contra el Escuadrón B.

Aquella tarde, Wittmann volvió a Villers-Bocage
con los primeros elementos de la 2ª División Acorazada que llegaron a la zona.
Esta vez los Sharpshooters y los cañones antitanque de la Rifle Brigade estaban
preparados y el ataque fue repelido. Pero el General Erskine, que no había
enviado apoyo suficiente por delante, le preocupaba ahora la amenaza que
representaba la 2ª División Acorazada por suflanco sur excesivamente grande. En
vez de reforzarla, decidió retirar a la 22ª Brigada acorazada de la precaria posición
que ocupaba. Cuando aquella tarde salió de la población, la artillería
británica lanzó una espesa cortina de fuego para cubrir la retirada. Pero los
tripulantes de muchos de los tanques que habían sido puestos fuera de combate
tuvieron que escapar a campo través y volver a las líneas británicas a pie…
Aunque
realmente, los antitanques británicos que repelieron este segundo ataque,
consiguieron inmovilizar al Tiger de Wittmann, el cual él y toda su tripulación tuvo que regresar a pie
hasta el cuartel general de la 2ª División.
Saludos.
Burt.
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