La forma de crecer un castillo, no era durante la vida de su
propietario, sino que era durante muchas generaciones.
Y los acontecimientos que pudiesen acaecer en un lapsus de
tiempo, como raids de invasores, salteadores de caminos, crecimiento de
población, guerra civil…
Los castillos, como los conocemos hoy en día, se iniciaron
siendo poblados rodeados de empalizadas, para evitar esas visitas incómodas,
que les podían dejar sin alimentos para pasar el invierno.
Estos poblados empalizados terminan construyéndose en
lugares fácilmente defendibles, como elevaciones en terreno llano, en colinas
escarpadas, al borde de un acantilado o en pequeñas penínsulas de la costa.
Con el devenir de los años, se dan cuenta que lo mejor es
crear una torre de vigilancia, para poder dominar la zona desde alto y poder
ver llegar con tiempo a los posibles enemigos.
Durante este periodo de tiempo, aparece un líder en el
poblado, que suele ser el más estratega, o el más despiadado, y se hace con el
poder del fortín.
Poco a poco este líder y algunos descendientes más,
consiguen crear impuestos por la zona, para la protección ya no solo de los
pobladores del fortín, que han acabado siendo básicamente soldados y sirvientes
del Señor, sino que con ellos se dedican a darla a los granjeros.
Con estos impuestos se consigue amasar una pequeña fortuna,
que permite, con la mano de obra gratis de sus protegidos, alpliar el fortín,
conviertiendolo en lo que podemos denominar un pre-castillo.
Lo primero que se hace es ampliar la empalizada y dejar la
torre de vijulancia más o menos en el centro de esta nueva estructura.
La torre, después de varios incendios por parte de los
asaltantes, se decide hacerlo de piedra, y lo suficientemente grande como para
que sea la residencia del Señor y su familia, así como los criados más
allegados.
El resto de sirvientes y soldados, viven en casas de
alrededor.
Desde esta nueva torre de vigilancia, se pasa a poder
vigilar mucho más zona. Con ello se consigue vigilar a la vez a las granjas más
cercanas.
Como el territorio lo van ampliando poco a poco, bien por
negociando con los nuevos granjeros y otros pequeños asentamientos, bien “por
las malas”, se van edificando pequeñas torres de vigilancia por toda la zona,
tal como ya hicieron los romanos antaño.
Poco a poco la familia de estos nuevos lideres lugareños,
son reconocidos como señores por el Rey
de la zona.
En cada nueva generación, cada uno de los descendientes van
ampliando el castillo.
Y la primera característica es que lo agrandan y sus
murallas pasan a ser de madera, fácilmente quemables, a muros de piedra, con
una sofisticada ingeniería y con la tecnología defensiva de la época.
En esta nueva ingeniería militar, empiezan a crearse partes
del castillo todas con funciones específicas.
Un elemento simbólico del
castillo era la torre del homenaje, torre principal, teórica
residencia del señor y último lugar de defensa en caso de asedio. Esta torre
era conocida como macho (en Castilla), keep (en Inglaterra) o Donjon (en Francia).
En Inglaterra surgió además el Gate
House, que consistía en tener el principal elemento defensivo del castillo en
la puerta principal, que no era otra cosa que desplazar de posición la Torre de
Homenaje y darle una doble función.
Sobre esta torre principal, solía
tener una más pequeña esta era conocida como torre caballera, que era el equivalente a la antigua torre
de vigilancia original de las primeras empalizadas. A veces la torre
principal se reforzaba con garitones y torres
esquineras.
En el perímetro exterior se hizo frecuente el ataludado del
muro o la creación de un gran foso con o sin agua.
Para sortear el foso se requirió la creación de puentes que,
en ocasiones eran de piedra pero frecuentemente eran puentes levadizos de
madera. La utilidad real de los puentes levadizos era exclusivamente para
evitar que el enemigo usase arietes contra las puertas, principales o
secundarias, para romperlas y poder pasar.
La puerta de entrada se reforzaba también con un rastrillo
(puerta de hierro en forma de damero) y con un matacán o balcón defensivo.
Este elemento era muy frecuente y se usaba para proteger las puertas y otras
zonas especialmente vulnerables permitiendo un completo control de la vertical.
Los matacanes, que podían ser de madera (cadalsos) o de piedra (matacanes
o ladroneras), a veces eran corridos y se disponían a lo largo de un amplio
tramo de muralla.
El tramo de muralla entre dos
torres estaba recorrido por un estrecho pasillo superior llamado camino
de ronda.
La muralla y las torres se
protegían con almenas y, a veces, entre ellas se situaban parapetos
de madera conocidos como manteletes. Torres y murallas sustituían
las ventanas por pequeños vanos defensivos estrechos y alargados desde los que lanzar
con seguridad proyectiles y conocidos como saeteras.
Poco a poco el castillo va
creciendo, en necesidad de defensa y en la aparición de las diferentes armás de
asedio, cada vez más destructivas, y por nuevas tácticas de asalto.
Una de las principales innovaciones es la aparición de una
entrada angulada y a veces laberíntica, fácilmente defendible desde el
interior, y de las “antemurallas”,
también conocidas como falsabraga, algo más pequeñas y que
ayudaban a que los atacantes no se pegaran al muro, evitar el minado y reducir
la eficacia del lanzamiento de proyectiles.
La entrada angulada es de influencia musulmana y bizantina,
que fortificaban la puerta principal y desorientaban al enemigo con su forma
esquinada a modo de codo. En otras ocasiones, sobre todo hacia el siglo XIV y
en el norte y centro de Europa, se protegía la puerta principal con una especie
de pequeña fortaleza adelantada que conocemos como barbacana.
Con el nacimiento de la
artillería pirobalística surgieron las troneras, que tenían diversa
forma: de palo y orbe, de cruz y orbe o de buzón. Es la versión moderna de las
antiguas saeteras para los arcos y ballestas.
Pasados los siglos, los castillos
dejan de tener la relevancia que tuvieron antaño, por lo que los descendientes
o los nuevos señores, según la dinastía reinante, convierten en castillo en
palacio amurallado y se antepone, a modo defensivo, con pequeñas ciudadelas
militares
Los nuevos objetivos militares no
es la destrucción de la muralla a distancia, sino la eliminación de las
defensas, ya que la ingeniería militar, ya convertido en todo un arte, se ha
especializado en la creación de minas bajo muralla, con la “mala intención” de
colocar pólvora bajo esta y hacer que se derrumbe.
Y si a distancia conseguían
eliminar las defensas, se iniciaba un asalto directo.
Y es por ello que las murallas
defensivas, más bajas y con artillería sobre ella, con troneras para la
mosquetería, empiezan a ser muy anchas de base, incluso crean plataformas
macizas donde de asientan las defensas exteriores, y con la suficiente
inclinación para que las bolas de la artillería enemiga rebote sin dañarla.
Pero esto ya no es un castillo y ya no es menester seguir
hablando de ello en este artículo.
Nota: Hace años
encontré las imágenes de los dibujos de como crece un castillo (posiblemente
hace más de 3 años y no desconozco la web de donde salió), que he aprovechado
para comentar este crecimiento. Si alguien sabe de que web han salido,
agradeceré que se me informe, para indicarlo.