Una de las tropas consideradas de
élite en la antigüedad, son los Honderos Baleares.
Estas unidades en unas ocasiones
lucharon junto a los romanos y en otras contra ellos.
Los Honderos Baleares eran famosos
en todo el mundo antiguo por su destreza en el uso de la honda, un arma muy
sencilla pero terrible en manos expertas, ya que eran capaces de una gran
precisión, llegando a hundir cascos y corazas de metal.
El alcance de la honda podía llegar
hasta los 100 metros de distancia.
Todo aquel que osase amenazar las
tierras baleares era recibido con una lluvia de piedras que a menudo se
traducía en el abandono de la ocupación.
El origen de los
honderos baleares
No está aclarado de dónde proceden
las primeras colonizaciones de las Islas Baleares, pero se cree que debieron
llegar en torno al IV milenio a.C.
Sí que se sabe que las gentes que
inmigraron en momentos posteriores procedían de Fenicia y Focea (Líbano y
Turquía actuales)
La primera vez son mencionados es en
las narraciones de las guerras sicilianas. (600 – 265 a.C.), que enfrentaron a
los griegos contra los cartagineses, por el control de la isla de Sicilia y el
Mediterráneo occidental
La fama de los
honderos baleares
Decia el historiador Diodoro de Sicilia
de los Honderos Baleares que: “utilizando esta arma son capaces de arrojar
proyectiles mayores que los lanzados por otros honderos y con una fuerza tan
grande que parece que el proyectil ha sido lanzado por una catapulta. Por ello
en los ataques a las ciudades son capaces de desarmar y derribar a los
defensores que se encuentran en las murallas y, si se trata de combates en
campo abierto, consiguen romper un número enorme de escudos, yelmos y toda
clase de corazas“.
Campañas
en las que combatieron los Honderos de las Baleares
Los cartagineses los usaron en
muchas ocasiones en sus ejércitos.
Aníbal, llegó a usar hasta 2000
honderos en las primeras filas de sus formaciones, para hostigar los scutum
romanos y romper sus formaciones.
Está táctica se realizaba debido a
su armadura ligera, compuesta por un simple escudo redondo, por lo que podían moverse
avanzando y retrocediendo, según interesase las distancias.
Esta armadura ligera consistía en un
escudo forrado con piel de cabra y una espada corta, que algunos historiadores
la han denominado como falcata degenerada.
Los Honderos se colocaban en
primera línea, pero dejando espacios abiertos entre ellos, ya que necesitaban
este espacio para voltear la honda con comodidad y sin golpear a los compañeros.
Después, se retiraban con facilidad
entre las líneas de infantería que les precedían y dejaban a estas que entraran
al choque para el combate de cuerpo a cuerpo contra sus enemigos.
Los Honderos Baleares eran
exclusivamente mercenarios.
Cobraban en especies, más concretamente
lo que solía faltar en las islas: mujeres, aceite o vino. Rechazaban las monedas,
ya que en las islas se usaba el trueque.
Entrenamiento de los
Honderos Baleares
Los honderos baleares aprendían a
manejar la honda desde que era muy pequeños. Además, debían buscar permanentemente
la perfección en su uso.
El primer juguete que el padre daba
al hijo, era justamente una honda.
Se cree que las madres, una vez el
niño ya tenía cierta habilidad con la honda, colocaban su comida en los árboles
y no dejaban que los niños comieran hasta que la derribaban.
Esta historia se sigue contando en
las Islas Baleares hoy día: […]Y las madres señalaron a sus hijos más pequeños,
en ayuno, el arte de tirar; ya que ninguno de ellos probará el pan con la boca
si antes, con piedra precisa, no acierta un pedazo puesto sobre un palo como
blanco[…]
Las hondas
Los honderos baleares solían llevar
consigo tres tipos de hondas diferentes.
Una de las creencias es que una de
ellas se la ataban en la cabeza, la otra en la cintura y la tercera la llevaban
en la mano, para diferenciarlas. Aunque también hay historiadores que afirman
que las llevaban en la cintura.
El motivo de llevar tres hondas,
era por:
- Una era para lanzar proyectiles
grandes. Medía aproximadamente un metro de largo, lo que permitía cubrir una
distancia de 300 a 400 metros.
- La segunda se usaba para
arrojar proyectiles con mayor precisión. Su medida era la misma distancia que
había del pulgar al hombro del hondero. Llegaba a una distancia intermedia, de
50 a 150 metros.
- La tercera honda se utilizaba
para los lanzamientos a distancias cortas. Su longitud era de la misma medida
que había entre el pulgar y el bíceps del hondero. Su efectividad estaba entre
los 30 y 50 metros
Las hondas eran fabricadas con
fibra vegetal trenzada (ver video al final), sobre todo de lino o esparto o
bien se fabricaban con crin de caballo o nervios y tripas entrelazadas de algún
animal.
Los proyectiles o glandes, eran de mediano y pequeño tamaño.
No eran piedras, ya que las fabricaban ellos mismos y eran de plomo o de
cerámica de forma elíptica, que se hacían en moldes.
En cambio, los proyectiles para
largo alcance, utilizaban cualquier piedra de tamaño adecuado que recogían del
mismo campo de batalla.
En casi todos los campos de batalla
de la Antigüedad descubiertos en España, así como en muchas ciudades asediadas,
se han encontrado innumerables proyectiles de este tipo, lo que prueba el uso
generalizado de esta clase de armas en toda la Península Ibérica y no sólo en
las islas Baleares.
Se debe tener en cuenta que la
honda era un arma barata y muy fácil de hacer y, es posible, que los guerreros íberos
armados con lanzas y espadas, también la llevaran alguna de corta distancia, como
arma secundaria.
La honda tiene una larga tradición
en España y, en la actualidad, todavía la utilizan los pastores de Castilla y
Extremadura.
Los honderos baleares
en el ejército romano
Los romanos conocieron bien a los
honderos baleares, antes de la conquista de Hispania, ya que se habían enfrentado
a ellos en varias ocasiones durante las guerras púnicas bajo las órdenes de
Aníbal, Asdrúbal y Amílcar.
Los honderos baleares comenzaron a
formar parte de las tropas auxiliares del ejército romano con Julio César en la
conquista de la Galia. De hecho, en sus proyectiles estaban inscritas las
palabras Caesar Imperator.
En la conquista de Britania, en
torno al año 55 a.C., los honderos baleares se usaban para hostigar a los
britanos desde las cubiertas de los barcos romanos cuando se acercaban a la
orilla.
El tiempo que los romanos tardaron
en conquistar las Islas Baleares por completo es una señal de la férrea
oposición y defensa que hicieron los honderos baleares ante ellos.
Quinto Cecilio Metelo “Balear”, tuvo que forrar sus barcos con
pieles y cuero para que no se vieran afectados por los ataques de los honderos
que lanzan proyectiles sin piedad desde la playa.
Con la llegada de Augusto y la paz
del Imperio, los honderos baleares y sus grandes habilidades dejaron de ser
necesarios.
Además, todos los productos y
bienes por los que combatían los honderos como mercenarios, comenzaron a llegar
a las Islas a través del comercio, por lo que las hondas quedaron relegadas al
ámbito del pastoreo.
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